Blog

¡Bienvenidos! La Historia Detrás del Primer Panettone a la Venta

Querida comunidad, clientes y amigos:

Hoy es un día de mucha alegría y, sobre todo, de agradecimiento. No tengo una palabra exacta para explicar por qué me decido a vender Panettones, ya que nunca lo visualicé cuando empecé hace 12 años a hacer mi primer Panettone.

La culpa la tendré que dar a mis alumnos y alumnas. Ellos han sido los que me han empujado a vender este producto. Siempre que terminaba una clase, me decían: «¿Y ahora dónde podremos comprar tus Panettones?» Y yo respondía: «Yo no vendo Panettones, enseño a hacerlos».

Y de repente, el destino te guía, te pone señales o personas en tu camino. Una señal fue que hace unos meses vi en Internet que concedían una ayuda para poder hacer una web. Y el destino, hace años, me hizo conocer a Albert Manyé.

Siempre que terminaba una clase, me decían: «¿Y ahora dónde podremos comprar tus Panettones?» Y yo respondía: «Yo no vendo Panettones, enseño a hacerlos».

Él es el «culpable» de que salgan a la luz mis Panettones. O mejor dicho, me ha ayudado mucho a guiarme en este territorio que era tan desconocido para mí: un ecommerce. Él le ha dado la forma con su experiencia y buen hacer y me ha empujado a un camino nuevo para mí.

Ahora, vosotros, los futuros clientes, seréis la «guinda» del proyecto cuando entren por vuestras casas, o puertas, o el lugar donde queráis que os enviemos estos Panettones.

Mi Compromiso: La Venta y la Pasión de Enseñar

Están a la venta, ¡sí, sí! Pero igualmente seguiré enseñando a hacer Panettone. Es una de mis pasiones que me ha llevado a conocer muchas personas y destinos y me hace seguir disfrutando de este magnífico producto.

Porque creo que es una parte importante: lo que uno sabe, hay que compartirlo. Lo que se sabe si no se comparte no sirve de mucho para seguir creciendo.

Gracias de nuevo Albert y Joaquín por darle forma a mi nueva web y tienda virtual, desarrollada por Garbí.

Os iremos contando en este pequeño blog nuestras vivencias, experiencias y alegrías.

Saludos, Jose Romero